Unos días después del 8M, me quedo pensando en la conmemoración de éste: ¿se está haciendo un cambio? ¿estoy apoyando ese cambio? Cada vez que me hago estas preguntas, siento una responsabilidad social en mis hombros pero, al mismo, tiempo pienso que yo no puedo cambiar al mundo, sólo puedo cambiar mi mundo.
Iniciemos el camino
El 8M se conmemora por el 8 de marzo de 1908, día en que las mujeres obreras en Nueva York que se manifestaran un día antes para exigir mejores condiciones laborales, fueron quemadas en la fábrica de textiles en el que trabajaban; se dice que el humo que salió fue color morado, he aquí porque se volvió el color de este movimiento.
He de aclarar que el movimiento feminista no inició aquí, sino desde 1405 en Francia, con el texto de Christine de Pizan “La ciudad de las damas”.

¿Qué hemos recorrido?
Este no será un texto sobre historia (aunque es importante conocerla), la idea es darles mi perspectiva actual del movimiento, como morrita que ha estado dentro de este por 6 años; y contar como tanto mis ideales como mi activismo han ido cambiando.
Para iniciar, mencionaré que el feminismo es fuerte, es duro, es un constante proceso, no es algo de un día; y cada una de nosotras va a su paso desde nuestra trinchera.
Muchos pensarán que las marchas no han servido, o que sólo ejercemos iconoclasia por gusto, pero volteo a unos meses o años atrás y puedo notar el cambio: noto que en mi círculo cercano las mujeres empiezan a cuestionarse y se acercan a mí para conocer más, para hablar de su situación, para abrazarnos, para ser escuchadas; que los hombres empiezan a respetar o a preguntar con respeto en vez de hacer burlas. Lo veo en mi trabajo, donde compañeras me confían sobre las violencias que han vivido; lo veo a nivel nacional, y ahora existe la Ley Olimpia, cada vez hay más colectivas feministas, en algunos Estados el aborto es legal (porque sí, el pañuelo morado va de la mano del verde); se empiezan a hablarar sobre los tipos de violencia. Tan sólo este año, puedo decir que no vi tantas noticias amarillistas en mis redes, en mi whats recibí menos felicitaciones por ser mujer y más reconocimiento a nuestra lucha, entonces me hace pensar que no vamos tan mal. Pero esta lucha aún no termina.

Dentro de este movimiento existen muchos tipos de feminismo, alguien alguna vez me dijo “no te cases con ninguno” y hoy lo entiendo. Aunque me identifico como feminista interseccional, también me gusta tomar ideales de otros tipos de feminismo; pero tú no te enganches o presiones en identificarte con uno, sólo conócelos. Es normal también ya no sentirte parte de uno y querer cambiar, recuerda, no te cases con ellos.
Entonces, ¿qué nos falta?
Aunque se empiezan a notar y cuestionar estas violencias, ahora debemos dejar de repetirlas; tenemos que seguir haciéndonos notar. Seguimos luchando por las 11 mujeres que asesinan diario, queremos salarios justos, estamos hartas de los roles de género, queremos leyes por y para nosotras, un trato justo, ser reconocidas como individuos, ser respetadas y no juzgadas por nuestras decisiones; podría seguir mencionando cosas, pero hoy no será la ocasión, hoy sólo quiero que se cuestionen.
A los hombres que lean esto, les invito a cuestionarse, ¿por qué me burlo, u opino sin bases, sobre un movimiento que no tiene nada que ver conmigo? ¿por qué busco protagonismo en una lucha que no me corresponde? Y como tip, aunque esta no es su lucha, pueden conocer sobre el movimiento, escucharnos, pero de verdad hacerlo, tener ideales firmes y hacerle notar a sus compas cuando hacen o dicen algo machista.
A las mujeres, las abrazo a todas. Sé que todas hemos vivido violencias, de un tipo o de violencia o de otro, pero lo hemos vivido; hoy te digo que puedes salir de ahí, no justifiques a tu agresor y recurre a quien mas confianza le tengas. Porque créeme, nadie, absolutamente nadie debe vivir así; sigue cuestionándote, conoce más del movimiento, abraza tus propias heridas, abraza a tu mamá, hermana, tías, sobrinas, hijas.
Me despido escribiéndoles la frase que más me representa en mi lucha, la que me hace seguir:
“Lo personal es político y el romanticismo de nuestra cultura es patriarcal.”.
Ahora si, a cuestionarnos lo que hemos normalizado.