Doctor Strange: In the Multiverse of Madness

Sam Raimi fue lo mejor que le pudo pasar al UCM en estos últimos años.

Desde que se anuncio la llegada de Sam Raimi en la silla de director para esta película, no pude contener la alegría y la emoción. Llegaba un director con una clara visión en su trabajo, y que anteriormente había demostrado que podía realizar una película de este estilo a la altura de otras aclamadas películas del mismo subgénero (Saga Evil Dead y Trilogía de Spider-Man, por ejemplo).

Entonces, después de casi 3 años de espera, por fin llegó esta película hace un par de semanas. Y, la verdad, no recuerdo la última vez que disfruté tanto una película de Marvel Studios.

Hasta el momento, las películas de Marvel me habían parecido muy planas y mediocres, en relación a lo que considero «contar una buena historia». Siempre salía del cine con una sensación de vacío y, simplemente, sin muchas ganas de ver la siguiente entrega. Pero ahora, las cosas cambiaron con Dr. Strange: In The Multiverse of Madness.

Para empezar, la historia en sí es sencilla. Prácticamente es: detener al villano, y proteger al personaje secundario. Pero, en mi opinión, lo que diferencía a esta película de recientes entregas, es la manera en que presentan los conflictos de los personajes y cómo, a lo largo de la historia, se va desarrollando cada uno (en específico, Wanda Maximoff y Stephen Strange).

Doctor Strange tiene un arco importante, en el que se ve forzado a afrontar las consecuencias de ser un héroe y dejar su vida personal a cambio de todo eso; muy parecido a lo que fue el arco de Peter en Spider-Man 2. Simplemente, Sam Raimi logra darnos una presentación del personaje que antes no habíamos podido ver del todo: tener una vida con Christine Palmer ya no es algo que pueda tener, ni en su universo, ni en los otros a los que viaja.

Wanda Maximoff/Scarlet  Witch es, para mí, el personaje que se roba la película; y también se convirtió en uno de los mejores villanos que ha tenido este universo cinematográfico, gracias a su historia de tragedia y corrupción en si misma. Es un personaje que, a lo largo de todas estas películas, se ha visto marcado únicamente por la tragedia y el dolor, todo a partir de la perdida de un ser querido. Pero ahora, pienso que el personaje logra sacar todo de sí, y se convierte en lo que estaba destinada a ser desde un principio: una villana.

Wanda se ve imponente en cada momento, siempre un paso por delante de quien trate de detenerla. Además, la misma dirección de Raimi y sus toques de horror, la hacen ver mucho más terrorífica y demencial a cada momento. Para mí, fue claramente lo mejor de la película.

También debo destacar lo hermoso de la parte visual de la película, y la manera en que nos transportan a cada universo. Se siente como una película de Sam Raimi a cada momento, y no se detiene en ningún instante. Yo no la pude ver en IMAX, pero pienso que valdría toda la pena verla en ese formato.

Ahora, hay una queja bastante generalizada, que perdura hasta el día de hoy: la participación de los “Iluminati” o la poca aparición de personajes sorpresa a comparación de lo que la gente esperaba. Y para mí, ese es uno de los grandes problemas que tenemos hoy en día; esperar cameos de personajes y pensar que, con eso, la película va a ser una maravilla. Esto le resta importancia a tener una buena historia, y lo ha sustituido con cameos que no benefician a la película en ningún sentido.

Al final, es la opinión de cada uno pero, para mí, no afecta en nada la experiencia de la película en sí.

Para concluir, Doctor Strange: In the Multiverse of Madness es una buena película que vale la pena en ir a ver al cine. Es de las pocas películas de Marvel que de verdad he sentido que quieren contar una historia a la altura de estos personajes. Y pues… realmente no recuerdo la última vez que salí feliz de ver una película de este estudio, lo cuál deja en evidencia que Sam Raimi sigue siendo una leyenda en este subgénero que ha decaído en estos últimos años, en relación a calidad cinematográfica.

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